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Categoría: Relato erótico

Contratiempo en un trabajo en el campo de baseball

Dearen es un muchacho con tu misma edad, y que casualmente es idéntico a ti. No hace falta que te describa… puedes mirarte en un espejo. Dearen trabaja en el Ayuntamiento de un pequeño pueblo. Hace labores de mantenimiento en general. Reparas aceras, señales de tráfico, vayas, bancos… En resumen, es el “manitas” del pueblo. Los ciudadanos dan parte de cualquier desperfecto y mandan a Dearen para que lo arregle.

Hoy, a primera hora, recién llegado al Ayuntamiento, un funcionario va hacia Dearen y le dice:

  • Funcionario: Dearen, tienes una misión urgente. Mañana se juega el partido de Baseball de la liga de los pueblos cercanos, y en el campo están los asientos de los jugadores rotos… Tienes que ir enseguida a repararlos.
  • Dearen: Sin problema, cojo la furgo.

Hay una chica junto al funcionario amigable. Está mirando su móvil. Parece muy ocupada. Es muy bonica, así que instintivamente te quedaste mirando más tiempo de la cuenta… aunque ella no se ha dado cuenta.

  • Funcionario: Ah bueno, ella es Laby…

La chica levanta la vista, te mira a la cara… al torso… y otra vez a la cara…

  • Laby: Hola, encantada. Voy a tener que ir contigo ahora.
  • Dearen: ¿Y eso por qué?
  • Laby: Trabajo con las redes sociales del periódico del pueblo vecino y he quedado en un rato con un fotógrafo en el campo de baseball. Así que de paso voy contigo, y luego volvemos juntos.
  • Dearen: Ah. bien.

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Laby se sube a la furgoneta. Es una chica de unos 1,67 de pelo largo y castaño. Delgadita y con cara de pasimonia. Aunque parezca que le importa todo una mierda, se le ve espavilada. Se intuyen unos buenos pechos debajo de ese jersey negro de manga larga que lleva. Cabe en una mano, sí. Al subirte a la furgo, no puedes evitar mirarle las piernas. Lleva una faldita de estilo colegiala, aunque parece que ya acabó el instituto hace tiempo. Tendrá unos 23 o así. La faldita le llega cuando está de pie a medio muslo, pero al sentarse, se le subió un poco más… Puedes ver que lleva un pantaloncito negro de deporte ajustadito. Al sentarse de golpe, se le subió bastante la falta. Puedes ver su pastelito apretado en el pantaloncito.

Dearen está acostumbrado a ver a las chicas del pueblo y claro… llega una nueva y le da un buen repaso con la mirada. Normal, tímido no es. De hecho es un puto pervertido. Laby también, solo que todavía no lo sabe… aunque en su mente se lo imagina porque es lo que le gustaría. No le mira durante mucho rato porque se podría incomodar. Aunque ella está con su móvil y no presta mucha atención a Dearen. Parece que maneja alguna aplicación de redes sociales. Se deduce que está trabajando…

El viaje en la furgo es silencioso. Es un camino asfaltado que conecta con un pueblo vecino. Se pasa por el campo de baseball a mitad de trayecto, y es ahí donde paran. Diez minutos de camino silencioso… Al parar y bajar ambos de la furgoneta, Laby dice:

  • Laby: Mierda… el fotógrafo no viene… he venido para nada.
  • Dearen: Lo siento. Pero ya que estamos aquí hago mis arreglos y esperas. No voy a volver.
  • Laby: Sí, me quedo. No me importa. Aprovecharé para hacer fotos con el móvil y adelantaré trabajo.

Dearen saca la caja de herramientas y unos tablones que preparó el funcionario para sustituir los rotos de los bancos. Laby se sienta en uno de los bancos, el único que no está roto. Dearen comienza a sacar el tablón roto del banco de al lado, y le dice:

  • Dearen: ¿Es la primera vez que vienes aquí?

Laby levanta la vista, y deja el móvil en el banquito a su lado. Mira a Dearen, y parece que tiene ganas de conversar…

  • Laby: ¿Aquí al campo? He venido varias veces. A tu pueblo hoy es mi segunda vez.
  • Dearen: Ah, pues podrías venir más ¿No?

Laby se sorprende un poco de ese cometario, pero parece que le gusta. Pone cara de pícara y dice:

  • Laby: Eh… quizás… ya veremos.

Dearen ríe levemente y sigue con la reparación del banco. Laby se sienta de forma que sus piernas quedan una a cada lado del banco, mirando hacia Dearen.

  • Laby: Y tú ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto? ¿Te gusta?
  • Dearen: Unos dos años más o menos. Me encanta mi trabajo. El pueblo está genial siempre porque reparo todo lo que se deteriora, cuido de la bonita imagen y comodidad de la gente que vive aquí.
  • Laby: Ya veo. Y… ¿Novia tienes? … no por nada, te pregunto por hablar de algo…

Laby se balancea un poco en el banco, lo que deja ver de nuevo su pantaloncito. No puedes evitar mirar… y te está mirando. O sea, sabe que le miras el potorrito.

  • Dearen: No… Rompimos hace tres meses porque se fue con un chico de la ciudad a vivir con él. Se llevaban escribiendo un tiempo por lo visto…

Acabas de decir eso mientras le mirabas ahí abajo…

  • Laby: Joder, menuda jugarreta… Se aburriría o algo aquí. ¿No?
  • Dearen: ¿Insinúas que se aburría conmigo?
  • Laby: No, a ver. Me refiero a que igual se moriría de asco aquí… y vio la forma de escapar.
  • Dearen: La verdad es que aquí mucho ocio no hay… el pueblo es pequeño. Y no hay mucho que hacer.

Laby sube una pierna al banco, lo que deja ver todo lo que hay bajo la falda… y claro, no puedes evitar mirar todo el rato.

  • Laby: Ey, ¿Qué miras? Es un pantalón de deporte, me da igual que se me suba la falda…
  • Dearen: Ya lo veo… lo siento, se me fue la vista ahí… Intentaré que no vuelva a ocurrir.
  • Laby: Tampoco pasa nada. Somos humanos. El cuerpo no debería ser tabú.
  • Laby: … … Si miras es porque te gusta, ¿No?
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